DR. MIGUEL ALFONSO VIA REQUE CORTÉS
Frente a la amenaza de transmisión constante en la que se encuentra sumergida la humanidad, nuestra principal herramienta para recobrar la mayor normalidad posible es la prevención. En ese sentido debemos tomar siempre una conducta preventiva, para evitar que ocurra una mayor transmisión, manteniendo siempre un adecuado hábito de bioseguridad y un flujo de información que permita la evaluación frecuente de todas las personas involucradas; y una conducta de rescate, basada en el diagnóstico precoz, el tratamiento oportuno y el retorno seguro y rápido a las actividades laborales.
Conducta Preventiva
El virus se transmite a través de gotículas respiratorias, aerosoles y superficies contaminadas.
Las gotículas respiratorias son expelidas a través de las fosas nasales y la boca al hablar o al respirar, y los aerosoles son producidos durante maniobras respiratorias de mayor fuerza, como por ejemplo estornudar o toser; bajo esa lógica debemos saber que en todo momento que una persona no se encuentre con mascarilla, puede estar diseminando gotículas y aerosoles al ambiente, poniendo en riesgo a todas las personas que vayan a transitar por ahí. La mejor alternativa es la utilización de una mascarilla quirúrgica (sin válvula), sin embargo, estudios han demostrado que barbijos de tela de mínimamente 3 capas tienen una tasa de protección semejante, y que el aumento de capas de tela o la utilización de más de un barbijo en el mismo momento sólo aumentan la efectividad, a costa de reducir la comodidad; debemos hacer un balance entre comodidad y efectividad, teniendo como un mínimo 3 capas de tela o un barbijo quirúrgico simple protegiéndonos en todo momento.
Los escudos faciales ofrecen una protección muy buena para los ojos y también para las gotículas respiratorias; sin embargo, los aerosoles todavía pueden ser transmitidos a través de los costados de estos, motivo por el que se recomienda que estos sean una protección adyuvante, y no así una alternativa.
Debe practicarse una desinfección frecuente de las superficies de contacto con sustancias antisépticas basadas en alcohol al 70%, al igual que el lavado de manos siempre después de entrar en contacto con cualquier superficie, y obligatoriamente antes de aproximar las manos al rostro.
El distanciamiento social debe ser respetado, mientras mayor distancia, mejor el resultado; dos metros son muy efectivos para las gotículas; sin embargo, las mismas gotículas y aerosoles pueden alcanzar distancias de decenas de metros después de un estornudo o un acceso de tos, motivo por el que la utilización de mascarillas es fundamental, además del simple distanciamiento.
Las gotículas y los aerosoles pueden almacenarse y quedar suspendidos en el ambiente; pueden diseminarse con mayor facilidad si utilizamos ventiladores o equipos de aire acondicionado, motivo por el que se recomienda mantener áreas laborales con un adecuado flujo de aire natural.
Los protocolos de prevención deben ser socializados, planificados, reevaluados y puestos en funcionamiento en relación a comités encargados de prevención de transmisión de enfermedades, formados por los miembros de la misma empresa en todos sus niveles y asesorados siempre por personal médico capacitado.